Tres grandes razones para apostar por la tecnología LED

Mínimo consumo eléctrico, vida útil extremadamente larga y gran versatilidad. Esos son los tres grandes pilares de la iluminación eficiente LED

 

CONSUMO BAJO MÍNIMOS

Una lámpara LED de última tecnología consume un 90 % menos que una lámpara incandescente normal y un 30 % menos que una lámpara fluorescente compacta (CFL), de las llamadas “bajo consumo”. El ahorro energético varía entre el 70 y el 80 % respecto a la iluminación tradicional, ya que un chip LED genera mucha más luz por vatio. Para hacerse una idea, vean la siguiente tabla de equivalencia entre una lámpara incandescente y una LED:

Incandescente LED
90W 10W
60W 7W
40W 4W
25W 3W

En sucesivos post veremos todos los beneficios medioambientales y económicos  derivados del uso de la tecnología LED. De momento sólo un ejemplo: una bombilla incandescente de 90W con una vida útil estimada de 1.000 horas durante 1 año, emite 37,8 Kg de CO2 al año. Una LED equivalente de 10W, con un uso estimado de 1.000 horas anuales duraría 25 años y emitiría al año 4,2 Kg de CO2. Siguiendo con este ejemplo, el consumo de energía anual sería de 25 kWh con la incandescente y de 10 kWh con la LED.

Otro dato: como no son necesarios filtros para generar luz de distintos colores, la eficiencia lumínica también es mayor, ya que los filtros reducen el rendimiento haciendo necesaria más potencia para igual intensidad de luz. Además los LED apenas generan calor, por lo que contribuyen a un ahorro de los costes de climatización de las instalaciones.

El bajísimo consumo de las luminarias LED las convierten en perfectas para sistemas de iluminación continua o cuyo encendido se extienda durante periodos muy largos, por ejemplo semáforos y señalización de tráfico, aparcamientos, fábricas, almacenes, hospitales o sistemas de alumbrado público.

 

VIDA UTIL, 35.000 HORAS DE LUZ

La duración de una lámpara LED puede ser diez veces superior a la de una lámpara fluorescente y 25 veces superior a la de una incandescente.  Además del ahorro en la compra de repuestos, el ahorro en mantenimiento es considerable.

Piense en un almacén con el techo a más de 5 metros de altura repleto de lámparas fluorescentes. Y ahora piense en el coste del alquiler una grúa elevadora y un operario que se dedique una vez al mes (como mínimo) a cambiar las lámparas fluorescentes fundidas. Lógicamente muchas veces se espera a que haya varias luminarias fundidas para reponerlas todas a la vez, con el objetivo de ahorrar costes. Esto supone una reducción de la iluminación que perjudica las condiciones de trabajo y el rendimiento.

Con la iluminación LED, los costes de mantenimiento se reducen un 95 %, ya que la duración de una luminaria puede llegar a las 50.000 horas, el equivalente a cuatro lámparas CFL (fluorescente compacta) o a quince lámparas halógenas. Eso significa que una lámpara LED puede durar más de cinco años seguidos funcionando sin perder potencia lumínica.

Además, su funcionamiento a la máxima capacidad lumínica es instantáneo ya que no requiere calentamiento, son más resistentes a las vibraciones y tienen una mayor capacidad para rendir de forma intermitente. Por este motivo la iluminación LED está especialmente indicada para aquellos lugares en los que el fallo de una lámpara causa una considerable pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero, y a la vez su reposición puede ser peligrosa. Alumbrado interior, exterior, estanco, subacuático …… todo es posible con LED

VERSATILIDAD Y CALIDAD

Las lámparas LED pueden adaptarse y moldearse para generar desde una luz blanca y agradable hasta unos tonos intensos destinados a la decoración o a espectáculos.  La luz emitida por un LED es más natural y tiene más matices que las tradicionales. Por eso el uso de LED en la iluminación de fachadas, puentes, estatuas, fuentes, monumentos, tiendas y en toda clase de espectáculos consigue unos resultados espectaculares.

Al contrario que una lámpara de filamento o una fluorescente, la luz que emite una lámpara LED no es omnidireccional. Es decir, no irradia luz en todas las direcciones de forma uniforme, ya que la luz sale de la punta del chip. Esto significa que un chip LED puede proyectar luz según un patrón hemisférico (en un cono de entre 120 y 140 grados). Esto es especialmente útil cuando queremos iluminar una zona específica, por ejemplo iluminar las mesas de trabajo en una oficina o iluminar los cuadros de un museo.

Y esto no es todo: las lámparas LED pueden programarse para que varíen su tonalidad y crear diferentes efectos o simplemente para que se enciendan,  se apaguen o se modifiquen su intensidad a su gusto.  Y todo ello puede hacerse de forma remota, solamente con una conexión a internet y un Smartphone. Increíble, ¿verdad?.

FUENTE: lediagroup.com

 

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